nevado de Toluca

Reflexión Social

Hemos preparado pára tí una redacción para que conozacas más sobre el aspecto social de nuestro Nevado de Toluca. Esta es la lista de temas que puedes encontrar en esta sección:

Toponimia.
Arqueología.
Astronomía.
Identidad.
Valor Antropológico.
Justicia Social.
Referencias.
Glosario.


¡Conozcamos el Nevado!


Toponimia.

De acuerdo con el doctor Ismael Arturo Montero García, las raíces histórico-culturales de la toponimiaIr al glosario del Nevado de Toluca han sido objeto de diversas discusiones. La referencia generalizada de llamarlo Xinantécatl, de raíz náhuatl es muy reciente: apareció hasta 1854. Investigadores como Javier Romero Quiroz explican que Xinantécatl proviene de una derivación de Tzinantécatl, gentilicio del municipio de Zinacantepec que significa “En el cerro del murciélago”, incluso llega a hablarse de un significado como “Señor desnudo”. Sin embargo la Relación de Temascaltepec de 1585 dice al respecto que el vocablo significa “Nueve cerros”, asociado con los picos que tiene el cráter.



Vista desde uno de los picos del Nevado. Fuente: [Fotografía de Adriana Garay Serrano]. (2015).


Uno de los grupos étnicos que habitó la región del Valle de Toluca fue el Matlatzinca, quienes consideraban a los lagos de El Sol y La Luna como importantes centros ceremoniales, en donde realizaban ofrendas a Tláloc, Dios de la Lluvia. Asimismo, se atribuían a sus aguas propiedades curativas. La montaña tiene una importancia litúrgicaIr al glosario y, por los análisis de las ofrendas de copal recuperadas del lago de El Sol, se sabe que era objeto de culto desde hace mil 500 años (1).


Arqueología.

En excavaciones de alta montaña realizadas en el año 2007 se localizaron más de 600 fragmentos de cerámica, 89 trozos de lajillas de obsidiana, 128 puntas de maguey, 76 piezas de copal de diferentes formas, fragmentos de cetros y al menos 39 trozos de madera. De los cetros de madera recuperados, la mayoría mide 50 centímetros en promedio, destaca uno que mide 1.22 metros y es el más grande del que se tenga noticia. Aunque presentan variaciones en la forma en que fueron trabajados, la mayor parte son de tipo "cetro Tláloc" (2).

La cerámica hallada en el interior del cráter tiene nuevas formas y motivos decorativos no reconocidos en la tradición teotihuacana. Prueba de ello es la amplia presencia de motivos identificados como elementos constitutivos del Dios Tláloc, otros relacionados con rasgos acuáticos como caracoles, conchas, estrellas cortadas, volutas, etc (3).

Sobre la arista norte del cráter se localizaron tres sitios arqueológicos, El Pico Sahagún, en el extremo oriental donde se hallaron fragmentos cerámicos burdos, sin decoración y muy erosionados, los Picos Heilprin Norte y Sur. El Pico Sahagún también destaca por la posible alineación con la zona arqueológica de Teotenango (4).


Ruinas de la antigua ciudad de Teotenango punto se ascenso de algunas peregrinaciones rituales. Nevado de Toluca al fondo. Fuente: [Fotografía de Alfredo García Trejo] (1).


El Copal Sagrado.

Para acceder a un ámbito sacro sublime en toda conmemoración litúrgica y consagración de dádivas, era importante realizar la solemne ceremonia de sahumado del espacio físico y de las ofrendas, lo cual se hacía con la incineración de plantas sagradas, entre ellas la resina vegetal conocida por los nahuas como copalli (incienso o copal), extraída del copalquáhuitl o árbol de copal.

Los fragmentos de los tiestos de alfarería hallados en ambas lagunas demuestran que se empleaban braseros y sahumadores con soportes o con mangos; de estos últimos destaca el fragmento que posee una cabeza de serpiente. Sin embargo, no todo el copal que se ofrendaba se incineraba, también hay pruebas de que se depositaba solemnemente dentro de las lagunas, fresco y en una amplia variedad de formas y diseños; entre ellas las «esferas» y las «pellas» (3).

Al parecer, el copal era depositado sobre la superficie de la laguna, éste flotaba y, posteriormente, se hundía variando así su ubicación. Es interesante resaltar el hecho de que aún en fechas recientes, algunos vecinos devotos de la montaña continúen depositando piezas de copal para garantizar un ciclo climático óptimo para sus labores agrícolas (1).

Cono de Copal. Fuente: www.montero.org.mx/assets/images/mountains/chicnauhtecatl-copal.gif


La sangre preciosa.

En el perímetro de ambos lagos se encontraron, navajillas de obsidiana y púas de maguey, lo cual plantea la posibilidad de que se efectuaron prácticas de auto sacrificio de sangre, vinculadas a rituales de fertilidad agrícola y solicitud de abundancia de recursos lacustres, como era habitual en las montañas durante la época prehispánica. El auto sacrificio iniciaba después de la ceremonia de incensar por la noche o la madrugada, sin luz solar. Era un acto considerado «dador de vida y de creación». La sangre se obtenía punzando las orejas, las pantorrillas, los brazos, los muslos, el pecho y el miembro viril.

Entre los utensilios elegidos para realizar esta práctica litúrgica se encontraban: navajillas de sílex u obsidiana y carrizos. Una vez hechas las incisiones, algunos procedían a introducirse varas en el cuerpo, hasta atravesar las partes flageladas.

No todos los objetos de auto sacrificio se empleaban, algunos simplemente eran rociados con la sangre obtenida, para presentarlos posteriormente como ofrenda.

Las púas de maguey ensangrentadas podían ser colocadas en un rodete de zacate llamado zacatapayolli, o bien, ser clavadas en petates, atados de leños o en una penca de maguey, o simplemente ser arrojadas a la laguna en un sitio elegido previamente con la solemnidad y el respeto que ameritaba la ocasión (3).

Espinas apicales de maguey utilizadas en rituales prehispánicos. Fuente: www.montero.org.mx/assets/images/mountains/chicnauhtecatl-espinas.jpg


Los alimentos del agua y el aire.

Los restos de cajetes encontrados hacen suponer que se usaron para contener ofrendas de alimentos, pues se sabe que en los rituales celebrados en la montaña se utilizaban vajillas nuevas para presentar una amplia variedad de platillos. Los alimentos se podían presentar en petates (como manteles) o aprovisionando un piso, hecho con cañas de maíz; inclusive, es posible que hayan sido depositados en cestería en las lagunas. Entre esta clase de dádivas pudo haberse encontrado el maíz tostado (palomitas de maíz), que los nahuas llamaban momóchitl. Igualmente se ofrecían cazuelas con carne de perros. Sahagún, señaló que: «los tamales que les ponían eran muy chiquitos, los ponían en unos platillos pequeñuelos y unos cajetillos con un poquito de mazmorra [atole], y también unos tecomates pequeñitos [en] que cabía [un] poquito de cacaoatl [cacao]; en una noche les presentaban comida de esta manera, cuatro veces; también les ponían dos tecomates de calabaza verde que se llama tzilacayotli, henchianlos de pulcre [pulque] y toda la noche estaban cantando delante de ellos». Las ofrendas de tzilacayotli simbolizaban las «piedritas preciosas llamadas chalchihuitl» a su vez, las cuentas de piedra verde (chalchihuitl) se entregaban a los señores del agua a cambio de verduras y maíz tierno (3).

Maíz. Fuente: www.rtv.org.mx/radiomas/wp-content/uploads/sites/6/2015/09/El-maiz-mas-que-un-alimento.jpg


Astronomía.

El Mirador, que se localiza en el cráter del Nevado de Toluca, es considerado el observatorio astronómico de mayor altura del México prehispánico, desde éste lugar es posible mirar el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, el monte Tláloc y el Ajusco. Es un paisaje extraordinario y distante (3). El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) asegura que en este observatorio astronómico, ubicado en el borde norte de la boca del volcán, se reunían sacerdotes para realizar registros de fechas.


Fotografía del cráter tomada desde el Pico El Fraile. Fuente: [Fotografía de Adriana Garay Serrano]. (2015).


En una visita al Xinantécatl, el profesor Otto Schöndube localizó en la orilla del cráter una estela del Posclásico Tardío fragmentada y ya muy deteriorada. La piedra representaba a un personaje del que se aprecian las piernas y el torso cubierto por una gran «estrella», así como algunos numerales mexicas, que no se ha podido determinar a qué fecha se refieren.

Estela del Nevado de Toluca. Fuente: www.montero.org.mx/assets/images/astronomy/paso-cenital-estructura-estela-nevado.jpg


Entre la geografía y la estructura celeste, las estelas tenían funciones relacionadas con el calendario y la astronomía; se empleaban como marcadores o como puntos de observación y mantenían una memoria colectiva de una estructura de larga duración que, como una información pasiva, se reactivaba cuando entraba en relación con el paisaje circundante (3).

Cálculos astronómicos previos señalaron el alineamiento de El Mirador con los Picos Heilprin Norte y Sur para el día de paso cenital del Sol durante el amanecer (4).

El paso cenital del Sol es un fenómeno natural que ocurre cuando la posición del astro es completamente vertical, ocupando el lugar más alto en el cielo. Esto sucede únicamente dos días al año, durante los cuales no se proyecta sombra lateral alguna al mediodía. El Mirador se ubica a 19º 06´ 47.2" de latitud norte y le corresponde el paso cenital los días 16 de mayo y 27 de julio.


Paso cenital. Fuente: www.montero.org.mx/assets/images/mountains/chicnauhtecatl-astronomia.jpg


El Mirador fue elegido con sumo cuidado para tener cierta coincidencia de conceptos calendáricos, astronómicos y rituales, donde el valor «73» hace conmensurables los ciclos sinódicos de Venus con el año solar de 365 días.

La observación del primer paso del Sol por el cenit durante el mes de mayo establecía la vinculación con la llegada de las lluvias, e indirectamente también con las actividades sociales. Los objetivos de este tipo de observaciones, hechas por los astrónomos durante una paciente labor de siglos, estaban íntimamente vinculados con la vida económica y con el cumplimiento de los ciclos agrícolas, de lo cual derivaba también la importancia del calendario. Al mismo tiempo, el calendario regulaba la vida social, y su dominio fue importante en la legitimación del poder de los sacerdotes/gobernantes.

La utilidad de El Mirador radicaba justamente en su capacidad para descifrar el movimiento del Sol, además de representar la existencia del tiempo como un mecanismo de adaptación al espacio y expresar el movimiento del Sol como una escritura celeste que los hombres podían interpretar. Todo el entorno al sitio –lagos, astros, valles, nubes, granizo, picachos, nieve, etc. – comprende un paisaje que argumenta una realidad, y que a su vez resume el modelo del Universo. Era un espacio absoluto porque era sagrado (3).

De acuerdo con el especialista, Arturo Montero García, en El Mirador se dieron dos momentos de mayor uso, el primero de índole astronómica, simbolizado en la Estela del Nevado de Toluca, que data de 650 d.C.; y un segundo, en el periodo Posclásico (900-1200 d.C.) cuando la gente siguió llevando ofrendas, muestra de ello son los braseros y otros materiales cerámicos y líticos que posiblemente fueron destruidos a propósito (5).

Identidad.

El Nevado de Toluca, con su señorial presencia y cautivante figura es sin duda uno de los símbolos de identidad y orgullo más importantes para quienes hemos nacido o para quienes han adoptado a la ciudad de Toluca como su hogar.

Ubicado a 25 km al suroeste, con una altitud de 4690 msnm, este gigante ha guardado gran relevancia para nuestros pueblos originarios, conocido como Tastobo, “Montaña Blanca” en otomí; fue también nombrado NroMaaniNechhútatá, “Casa del Dios de las Aguas” para los matlazincas y, claro, la cultura náhuatl lo llamó Chicnauhtécatl, cuyo significado más aceptado es “Nueve Cerros “derivado en el nombre con el que actualmente se le conoce, el Xinantécatl.

Quien ha caminado por este parque nacional – decretado así el 15 de Enero de 1936, por el Presidente de la República, General Lázaro Cárdenas – seguramente ha quedado absorto ante la belleza natural que generosamente ofrece a los visitantes que poco a poco van descubriendo sus diversos y magníficos escenarios.

Cuando se le observa a distancia, el Xinantécatl normalmente provoca el deseo de convertir aquellas imágenes en hermosas postales, mismas que ansiosos quisiéramos compartir con nuestros seres cercanos. Sin embargo, no es hasta que nuestros pies nos ayudan a recorrer estas mismas postales que nos descubrimos a nosotros mismos sintiendo una tranquilidad interna pocas veces experimentada, tranquilidad que percibimos quizás porque estando apenas ya en las faldas de esta montaña su mágico entorno nos envuelve. Cuando uno recién arriba a este lugar es altamente recomendable respirar profundamente, dejarse invadir por el bosque y, ¿por qué no?, por el frio que paradójicamente nos recibe con calidez.

Envueltos en este ambiente es muy sutil la forma en que el Nevado de Toluca nos lleva en la parte alta a espacios abiertos donde por la altitud (superior a los 4000 msnm) el bosque alcanza su límite máximo.

Valor Antroplógico.

El Nevado de Toluca ha sido el territorio ancestral de la población que habita en su entorno y en ese contexto ha entrado en la historia de todos los pueblos para quienes han sido parte de su horizonte geográfico. El agua, la tierra y el bosque han definido las formas para vivir y coexistir de múltiples generaciones. El cráter del volcán es lugar de culto, herencia de la antigua religión de los pueblos originarios en sincretismo con las formas de organización y pensamiento occidentales iniciadas hace 500 años (1).

Se sabe el factor «lluvia» y, por ende, el Dios Tláloc han incidido fuertemente en el pensamiento y cosmovisión mesoamericanos desde la temprana etapa de la historia precortesiana, y el caso del Valle de Toluca no fue la excepción, entonces es difícil descartar la posibilidad de que el Nevado de Toluca fuera un lugar de peregrinaje mucho antes de la hegemonía Matlatzinca. Algunos autores consideran que el Nevado de Toluca pudo haber sido el lugar de veneración, por lo menos, desde la época teotihuacana (3).

A este extraordinario lugar, llegan periódicamente concheros o danzantes de tradición de diversas entidades, entre ellas el Estado de México. Proceden de una tradición antigua y extendida en amplias regiones del país. Se estructuran en grupos que se llaman planes y éstos en otros mayores que se denominan mesas.

Danzante. Fuente: [Fotografía de Édgar Valtiago]. (Nevado de Toluca). (1).


La danza es parte sustancial de sus actividades y es parte de un ceremonial religioso que incluye velaciones, en el que se hace también un sincretismo de la religión católica y la prehispánica. Sus rituales los realizan en diversos lugares y con fechas fijas, y se asocia a un simbolismo estrechamente ligado a la concepción mesoamericana de los cinco rumbos, vinculados con los puntos cardinales, en la que se concibe el orden del tiempo, del espacio y de la dinámica general del universo (1).


Músico. Fuente: [Fotografía de Édgar Valtiago]. (Nevado de Toluca). (1).


Se conserva la convicción de que las nubes se nutren de agua en el volcán. La comunidad de Ojo de Agua, de Zinacantepec, por ejemplo, se ubica por arriba de la cota de tres mil msnm. Es cercana al cráter y su fundación tiene poca antigüedad. Los habitantes de esa comunidad y los pobladores comarcanos siguen subiendo a las lagunas de El Sol o de La Luna para orar y hacer la petición de lluvia. Dan testimonio que muchas veces, a partir de ese ritual, se producía la lluvia. El sábado de gloria de cada semana santa es un día en que mucha gente asciende al Nevado de Toluca procedente de toda la periferia del volcán. En algunos casos, en viernes santo; en otros, el sábado de gloria, inician el ascenso al atardecer, duermen en el monte y llegan al volcán en la mañana. Actualmente se continúa con esa costumbre, aun cuando la mayoría ya no lleva ofrendas.

Ritual. Fuente: [Fotografía de Édgar Valtiago]. (Nevado de Toluca). (1).


¿Te interesaría conocer más a fondo las maravillas que se han encontrado en el Nevado de Toluca? Podrás encontrar mayor información en el libro Las Aguas Celestiales publicado en 2009 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).


Justicia Social.

Es necesario que en el Nevado de Toluca se impulsen políticas sustentables incluyentes con los habitantes de las 54 comunidades que se encuentran alrededor del Nevado, estas políticas deben incluir ecotecnias y establecer una adecuada gestión de proyectos y recursos naturales. Para que dicha política pueda llevarse a cabo, es necesario tomar en cuenta ciertas recomendaciones, por ejemplo, establecer un espacio abierto a la gente con senderos predeterminados para evitar deterioros en el Nevado.

Es importante que mostremos respeto y cuidado hacia nuestro volcán, generar una cultura de responsabilidad ambiental en nuestras futuras generaciones y así tener un pleno desarrollo sustentable en el Nevado de Toluca.


Referencias.

(1) Pichardo Pagaza, I. (2015). EL GUARDIAN DEL VALLE. UN CAMINO HACIA LA SUSTENTABILIDAD DEL NEVADO DE TOLUCA. Estado de México: Fondo Editorial Estado de México.

(2) José Víctor Lugo. Comunicado de prensa 011/2007 [en línea]. Zinacantepec, Estado de México, Octubre 2010, Agosto 2013 [fecha de consulta: 4 Agosto 2016]. Disponible en: www.cmq.edu.mx/index.php/108-difusion/catcomunicaprensa/382-comunicado-de-prensa-0112007.

(3) Luna , P., Montero, A., & Junco, R. (2009). Las Aguas Celestiales. Nevado de Toluca. México: INAH.

(4) Arturo, Montero. Nevado de Toluca [en línea]. Ed 1, México, 2009 [fecha de consulta: 5 Febrero 2016]. Disponible en: www.montero.org.mx/montanas/nevado_de_toluca.

(5) Azteca noticias. Nuevo hallazgo arqueológico en Nevado de Toluca [en línea]. México, Enero 2011 [fecha de consulta: 5 Febrero 2016]. Disponible en: www.aztecanoticias.com.mx/notas/entretenimiento/36779/nuevo-hallazgo-arqueologico- en-nevado-de-toluca.



Glosario.

Toponimia: Estudio del origen y el significado de los nombres propios de los lugares.

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Liturgia: Se denomina liturgia a la forma con que se llevan a cabo las ceremonias en una religión.

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